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Moscú prohíbe a EU adoptar niños rusos en venganza por caso Magnitski


Con la medida, tildada de “tontería desproporcionada”, se convierte a los niños en rehenes de una disputa política, advirtió el responsable de los derechos humanos del gobierno ruso, Vladimir Luki.
Moscú. Estados Unidos y Rusia se encuentran enfrentados como hacía mucho tiempo que no ocurría, por un caso de poder, millones y derechos humanos. El presidente estadunidense, Barack Obama, firmó una ley que prohíbe la entrada en Estados Unidos y congela las cuentas a funcionarios rusos acusados de violar los derechos humanos, en la hasta ahora más dura reacción internacional a la muerte del abogado ruso Serguei Magnitski en una prisión moscovita en 2009.
Pero ahora, la ira de los políticos rusos se desbordó y Moscú respondió con toda dureza al conocido como “Acta Magnitski” prohibiendo a los estadunidenses adoptar a niños en Rusia a partir del 1 de enero. El Parlamento aprobó hoy la ley en una segunda lectura.
El caso Magnitski sigue hoy en la oscuridad: el abogado que trabajaba para la empresa de inversiones Hermitage Capital consideraba que la cúpula moscovita estaba implicada en una “conspiración” sin precedentes y acusó a funcionarios del Ministerio del Interior de robar al Estado 230 millones de dólares. Por esa acusación, según su empresa, fue detenido y encerrado el jurista, gravemente enfermo, y muerto a manos de los funcionarios de prisión.
Su muerte sigue hoy en la impunidad y también la Unión Europea exige explicaciones.
Estados Unidos reaccionó con la nueva ley, a la que el jefe del Kremlin, Vladimir Putin, llamó a responder adecuadamente a la provocación. Pero antes, justo después de que se aprobara el acta, Rusia había congelado las importaciones de carne estadunidense, alegando que tenía hormonas de crecimiento prohibidas también en la UE, alegó el médico jefe de Rusia, Gennadi Onishchenko, asegurando que el embargo no era político. Sin embargo, reconoció que como sexto mayor importador de carne estadunidense, el embargo suponía 500 mil millones de dólares al año.
Pero la verdadera respuesta a la ley Magnitski tardaría algo más en llegar... y sería más dura. Los diputados de la Duma de Moscú contraatacaron la “ley anti Magnitski” que contempla que funcionarios estadunidenses que hayan violado los derechos humanos en lugares como la prisión de la bahía de Guantánamo en Cuba, tampoco podrán entrar en Rusia. Sin embargo, el Kremlin sabe que muchos rusos pueden renunciar fácilmente a visitar Rusia, por lo que echó más leña al fuego.
Así, prohibió a ciudadanos estadunidense dirigir grupos de derechos humanos en Rusia, con la vista puesta en Liudmila Alexaejeva, del Grupo de Helsinki en Moscú, o la jefa de la oficina de Moscú de Human Rights Watch, Tatiana Lokshina, las dos con pasaporte estadunidense.
Sin embargo, el mayor alcance podría tener la última medida: Moscú acaba de prohibir a los ciudadanos estadunidenses adoptar niños en Rusia.
El oligarca y ex candidato a la presidencia Mijail Prochorov criticó la medida, que tildó de “tontería desproporcionada” y “acto de venganza al estilo de los tiempos de la Guerra Fría” y que consideró peligroso para los miles de niños huérfano o abandonados en Rusia.
El responsable de los derechos humanos del gobierno ruso, Vladimir Luki, advirtió de que se está convirtiendo a los niños en rehenes de una disputa política. Y para enfado del partido del Kremlin Rusia Unida, que impulsó la ley, también el ministro del Exterior Serguei Lavrov junto a otros miembros del gobierno criticaron la medida.
“Si Estados Unidos nos golpea con el látigo Magnitski tenemos que preguntarnos si la dirección en la que vamos es correcta, también en lo que respecta a la adopción de niños”, opinó sin embargo el experto Serguei Markov, de la cámara social. Estados Unidos no tiene derecho a tratar a los rusos como ciudadanos de segunda clase. También el responsable de protección a la infancia Pavel Astajov apoya la prohibición de las adopciones.