Ya sea en alguna comunidad zapatista en Chiapas, o en un paradero
del desierto mexicano, siempre habrá algún refrigerador con refrescos.
Médicos señalan que esta bebida es una bomba de azúcar que daña
seriamente la salud. Las grandes empresas aseguran que los señalamientos
en su contra carecen de sustento, sobre todo cuando se relaciona sus
bebidas con el aumento en el índice de diabetes. Por su parte,
legisladores están preparando un impuesto en estos líquidos con el fin
de preservar la salud de los mexicanos.
Campaña
del Gobierno de Canadá contra Coca-Cola El refresco es uno de los
productos más demandados en el país y en todo el mundo. Un mexicano
consume aproximadamente 160 litros de refresco por año, lo que equivale a
poco menos de medio litro al día, según datos de la Procuraduría
Federal del Consumidor (Profeco). La industria nacional de refrescos
representa al 10.5% del PIB del grupo de alimentos, bebidas y tabacos y
al 0.6% del PIB nacional. De acuerdo con el INEGI las familias gastan 7
por ciento en bebidas no alcohólicas (como el refresco) del gasto en
alimentos. La Comisión de Salud de la Cámara de Diputados asegura que es
12 por ciento lo que se gasta en este tipo de bebidas. Según
especialistas, los hogares que gastan más en bebidas gaseosas son
aquellos con mayores ingresos, a tal grado de destinar el mismo
presupuesto de carne en sodas, semanalmente. Desde hace cuatro años, el
tema de poner un impuesto a estas bebidas y a alimentos “chatarra” está
pendiente. Hace unos días el tema llegó al Senado con la Ley del
Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), y junto con
diversas organizaciones, están planeando el aumento de 1.70 pesos por
litro de gaseosa.
Diversas
organizaciones de la sociedad civil, han puesto el dedo sobre el renglón
y han pedido el apoyo de la Secretaria de Salud federal. Además, han
argumentado con estudios internacionales el daño que provocan las
bebidas azucaras en el organismo, incluso puede aumentar el riesgo de
diabetes en los niños y adultos. Pese a eso, la Asociación Nacional de
Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) sostuvo que
dichas afirmaciones “son malintencionadas y carentes de sustento
científico”. Sostuvo que no existe evidencia científica concluyente ni
estadística de que el consumo de bebidas con contenido calórico sea el
causante del alto crecimiento de los índices de la diabetes en México.
La industria refresquera mexicana, dijo, cumple con los compromisos adquiridos en el marco del Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria. Así, agregó, a través de la innovación ha desarrollado nuevos productos ampliando su oferta de bebidas bajas o sin calorías, así como de agua embotellada, categorías que representan ya el 37 por ciento de su oferta. También informa a través de un etiquetado frontal sobre la composición nutrimental y contenido calórico, lleva a cabo prácticas de publicidad y mercadeo responsables y promueve activamente el ejercicio y hábitos saludables para fomentar el equilibrio energético, resaltó.
Además,
la industria refresquera reiteró su compromiso con la salud de todos
los mexicanos y convocó a todos los sectores sociales, autoridades,
investigadores y académicos a trabajar de manera conjunta y coordinada
para buscar soluciones que contribuyan de manera seria y sustentada a
una verdadera solución de este problema de salud pública. En respuesta,
algunas organizaciones pertenecientes a la Alianza por la Salud
Alimentaria lanzaron una campaña difundida en el Sistema de Transporte
Colectivo Metro y en espectaculares en el Distrito Federal para
concientizar a la población sobre los efectos en la salud por el consumo
de refrescos. Esta campaña pretende regular la publicidad de los
refrescos y la comida chatarra, así como desarrollar etiquetados que
orienten a los consumidores y les adviertan los riesgos que representa
el consumo regular de estos productos. Asimismo, dan a conocer la
propuesta de aumento a estos productos. Cabe señalar que países como
Dinamarca, Francia y Hungría han llevado a cabo acciones similares para
gravar alimentos con altos niveles de grasa, sal y azúcares. En el caso
de Estados Unidos, al menos 30 estados ya contemplan un impuesto a
bebidas azucaradas.
El
alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ha lanzado una campaña contra
la obesidad y contra los refrescos La ingesta de refrescos en México
supera en 40% al de Estados Unidos -hasta ahora el mayor consumidor
mundial con 118,1 litros al año por persona-, según las estadísticas del
estudio presentado por la organización internacional Oxfam y la ONG
mexicana El Poder del Consumidor. El tercer país de mayor consumo en el
continente es Chile (116.2), seguido de Brasil (89.1), Colombia (65.3) y
Perú (55.7), según las cifras recopiladas en los últimos dos años por
el estudio realizado por el Centro Rudd de Estados Unidos para políticas
sobre obesidad. Según la Profeco, un litro de refresco tiene 27 cubitos
de azúcar. Esto significa que si una persona toma cerca de medio litro
de esta bebida diariamente, ingiere alrededor de 14 cubos de azúcar por
día. Este tipo de productos tienen calorías vacías, esto significa que
no aporta proteínas, vitaminas o minerales. El aumento de calorías, y la
falta ejercicio provocan que se convierta en grasa corporal, indican
especialistas.
Según
datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE), México actualmente es el segundo país con más obesidad o
sobrepeso, sólo después de Estados Unidos, en una lista que incluye a 40
países. Asimismo, México ocupa el cuarto lugar con más menores de edad
con obesidad. Médicos especialistas en nutrición aseguran que el
sobrepeso puede desencadenar problemas de hipertensión, incluso la
diabetes. Sin embargo, aseguran que no existen alimentos malos o buenos,
sino hábitos alimenticios que benefician o perjudican. Una de las
grandes empresas es Coca Cola, que tiene un valor de marca de 77 mil 839
millones de dólares y un crecimiento en valor de 8 por ciento, con
respecto al último reporte. Sólo por mencionar un dato, de abril a junio
de este año, la refresquera Coca-Cola Femsa alcanzó ingresos por 36 mil
295 millones de pesos en México, lo que representó un aumento de 27.9
por ciento en comparación con igual periodo de 2011.