Pekín. Ai Weiwei
está indignado. “Vergonzoso” e “impensable” son los
adjetivos que utiliza el artista para definir cómo el Nobel de
Literatura 2012 defiende “este malvado sistema” y la censura en
China. “Es una vergüenza”, dijo hoy a Dpa en Pekín. En
su opinión, Mo Yan es un “guardián del sistema dictatorial, y a
la vez, se aprovecha de ello”.
Al igual que otros
intelectuales, a Ai Weiwei le indigna que su compatriota no dé
importancia a los recortes de la libertad de expresión en China y,
con ello, la represión de quienes piensan de manera diferente al
régimen.
La censura es
“necesaria”, al igual que los molestos controles de seguridad en
los aeropuertos, dijo Mo Yan el jueves en Estocolmo durante la
tradicional conferencia de prensa de los premiados. “Es necesario
censurar las calumnias, difamaciones, rumores e insultos”.
Con sus palabras, Mo Yan
se situó para muchos intelectuales chinos cien por cien en línea
con el departamento de propaganda del Partido Comunista. Ellos se
encargan en China de decidir qué es un rumor indeseado y qué es la
verdad, o quién puede sentirse ofendido.
Mientras que los medios
estatales calificaron el Nobel a Mo Yan como un aliciente para la
literatura china, quienes piensan de forma crítica seguirán
presionados, teme Ai Weiwei. “Nuestros escritores viven hoy en la
desesperación de no tener libertad”, afirma el artista.
“A los que les va bien
en el sistema, como a Mo Yan, les da igual. Se han adaptado a la
censura”, señala. “Pero cualquier escritor o joven con ideas
nuevas jamás tendrá la oportunidad de salir adelante.” Ese es,
según Ai Weiwei, el motivo por el que a China “le falta
creatividad, le resulta difícil aprobar reformas y su sociedad
pierde los valores morales”.
Según el artista, China
paga un elevado precio por su falta de libertad de opinión. Y en
este sentido, criticó también a la Academia Sueca, encargada de
entregar el Nobel: que un premio del “mundo libre” se entregue a
alguien así no sólo supone una “victoria de la mediocridad”,
sino que también “corrompe en lo político”. “Es un
acontecimiento espantoso para la literatura”, sentenció.
Para el director del
centro Pen de escritores independientes en Hong Kong, Patrick Poon,
las declaraciones de Mo Yan son un reflejo de la “triste realidad
de los escritores chinos: no pueden tener conciencia si quieren tener
éxito”, señaló.
Sin embargo, para Mo Yan
el Nobel supone un triunfo de la literatura sobre la política. Algo
que Poon contradice: “En China, todo tiene que ver con la política.
Si él (Mo) afirma que la literatura está por encima de la política:
¿por qué ocupa cargos oficiales?”, se pregunta en referencia al
puesto de vicepresidente de la unión estatal de escritores.
“Podría ganar respeto
como escritor íntegro si dejara su puesto y al menos instara al
gobierno a dejar en libertad a otros escritores”, dijo Poon. Sin
embargo, Mo Yan no se sumó al llamado de 134 premios Nobel para que
las autoridades chinas liberaran del arresto domiciliario al Nobel de
la Paz y presidente de honor del Pen Liu Xiaobo y su mujer, Liu Xia.
El gobierno de China
calificó el llamamiento de los galardonados de “intromisión en
asuntos internos”, mientras que Mo Yan seguía mostrándose fiel.
Él “ama a su país y a su pueblo”, dijo un portavoz del gobierno
de Pekín.
“Puede que Mo Yan haya
ganado el Nobel de Literatura, pero sigue siendo un lacayo del
sistema”, criticó el escritor en Yu Jie. “Ningún intelectual
chino con conciencia lo respeta.”